En los años 80, el colegio público San Juan Bosco, situado en el pinar de la Elipa, necesitaba una sala de usos múltiples y/o gimnasio y unos laboratorios para el programa del colegio, pero no había terreno disponible en el solar para ubicarlo. José Carlos Velasco y yo hicimos una primera propuesta aprovechando el desnivel entre el colegio y el terreno del pinar, de manera que las nuevas construcciones tuvieran el mínimo impacto sobre el entorno existente, y esta propuesta posteriormente se convirtió en proyecto de ejecución. Propuesta que se adjunta pues siempre nos pareció la solución más adecuada. Temas de recalificación del borde del solar impidieron seguir adelante con ella, por lo que se planteó, cuatro años después, una nueva propuesta de actuación, pero ya Jose Carlos se había incorporado con dedicación completa al Departamento de Patrimoniales del Ministerio de AA.EE.
El único terreno que quedaba era la esquina más visible a la calle y se pretendía que el espacio libre del colegio no quedase afectado por la nueva construcción.
La idea fue plantear en ese espacio un cilindro de tres alturas facetado como un dodecágono en planta. La planta baja, de gran altura, hace de porche de juegos; la intermedia recoge los laboratorios y aseos y la tercera define la sala de usos múltiples con doble altura. Doble anillo perimetral de columnas de hormigón armado sostienen el cilindro facetado recubierto de un enfoscado tipo cotegran de O,6mm de árido. Doble escalera entre ambos anillos comunica todas las alturas.
Lo curioso de la historia es que lo que empezó siendo una actuación que minimizase los efectos de “lo nuevo sobre lo existente”, terminó siendo la pieza más visible, un hito del colegio.
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